La más bonita canción de despedida
Hay personas de buenos sentimientos que son capaces de pasar por la vida con una delicadeza y elegancia incomparables. Me refiero a la delicadeza del alma, no a la del cuerpo y no hablo de la elegancia de las formas sino la de los hechos. Estas personas viven con un talante propio que las hace inconfundibles, se diferencian claramente del resto en su esencia, que tiene una belleza innata única, y en su existencia, que deja un poso indeleble al paso del tiempo. Estoy hablando de las buenas personas, todas aquellas de espíritu noble que intentan dejar el mundo un poquito mejor de como lo encontraron cuando llegaron a él.
Pero es que además, alguna de estas personas también es capaz de dejar este mundo con la misma delicadeza con la que pasaron por él. Una de estas personas fue Violeta Parra.
Violeta Parra fue una cantautora de origen chileno. Siendo muy joven tuvo que abandonar los estudios y empezó a trabajar en el campo para ayudar en el sostenimiento de su familia. También cantaba, junto a su hermano, en calles, restaurantes, circos, trenes e incluso burdeles.
A pesar de tener una vida y unos orígenes muy humildes profesionalmente Violeta alcanzó bastante éxito y consiguió ser la primera artista latinoamericana que tuvo una exposición individual en el prestigioso museo Louvre de París, ciudad donde residió, junto a sus dos hijos, durante algunos años.
El legado que nos dejó Violeta a lo largo de su existencia es inconmensurable. Muchas de sus canciones durante sus últimos años tienen un fuerte contenido social, de crítica al sistema imperante y resistencia ante el autoritarismo y las desigualdades. Violeta no solo fue una artista multifacética, sino que también demostró, a lo largo de toda su vida, un profundo compromiso con el ser humano.
Su última gran composición fue “Gracias a la vida”, una de las obras latinoamericanas más conocidas e interpretadas en todo el mundo. “Gracias a la vida” es una emotiva tonada de agradecimiento, el himno a la vida por excelencia y además, aunque parezca contradictorio, también es la mas bonita canción de despedida, ya que Violeta, poco tiempo después de componerla, se quitó la vida:
No toco la guitarra para que me aplaudan. Canto la diferencia entre lo verdadero y lo falso. Si no, no canto.
Violeta Parra