En 1983, los amigos de Forrest Lunsway y Rose Pollard organizaron una fiesta, con la esperanza de que los dos bailen juntos. Forrest había enviudado dos veces y Rose había perdido a su esposo tras una larga y dolorosa enfermedad. Ella no tenía ninguna intención de volverse a casarse, sólo quería compañía.
A pesar de que vivían a 64 kilómetros (40 millas) de distancia, hicieron el esfuerzo de verse entre sí con regularidad. Fue un cortejo lento. Durante las siguientes dos décadas, Forrest solía conducir toda la distancia completa para tomar un café con Rose en una determinada fecha, y luego regresaba en coche a casa esa misma noche.
En 2003, Forrest se mudó con Rose a Capistrano Beach, donde entonces él le propuso matrimonio. Rose no lo tomó en serio, ya que desde que ella tenía 80 y el 90 se la pasaban bromeando. Sin embargo, ella acepto casarse con el cuándo el logro cumplir los 100 años. Para Forrest no era y nunca fue una broma la propuesta, y como su centésimo cumpleaños se acercaba, ella decidió aceptar la oferta de matrimonio.
La pareja se casó en su centro comunitario local en el 100 cumpleaños de Forrest. Un hotel les dio en regalo una hermosa habitación con vista al océano para pasar su luna de miel.
Los saludos de felicitaciones y felicidades vinieron de todas partes del mundo. Incluso el presidente Barack Obama, y la primera dama Michelle Obama, enviaron buenos deseos.