María, eres digna de la mirada de una nación
y objeto de mi agitación.
No puedo vivir sin ti.
Eres el oxígeno que mi corazón necesita.
Deslumbrante como el sol,
y la lluvia que se desliza,
así eres, María.
En mis ojos eres indispensable
y en mis pensamientos inevitable.
María, eres la mejor.
Mi amor por ti es tan fuerte que deseo casarme contigo.
Tú y yo para la eternidad.
B. Nicolas.