A mi querida Elizabeth

Historia dedicada a la primera seguidora de este blog

Rosas

Las rosas rojas eran sus favoritas, su nombre también era Rosa, y cada año su esposo se las enviaba adornadas con un precioso lazo. La nota siempre decía: “Te amo aún más este año que el pasado año en este día.”

El año que su esposo murió, las rosas también llegaron a su puerta. Ella sabía que era la ultima vez que aparecerían las rosas. Pensó que su esposo había encargado las rosas por adelantado. A él siempre le gustó hacer las cosas con anticipación, siempre lo hizo con todo. Así -decía él- aunque estuviera demasiado ocupado todas las cosas funcionarían bien.

Ella recortó los tallos y colocó las rosas en el mismo florero de cada año. Luego lo colocó junto a un retrato de su esposo sonriendo. Estuvo sentada durante horas, en el sofá favorito de su esposo, mientras contemplaba su fotografía, y las rosas allí, al lado.

Un año después, aún era difícil vivir sin su pareja. Se sentía muy sola y prácticamente aislada, ese había sido su destino. Pero entonces ocurrió, como el año anterior, que a la misma hora de siempre el timbre de la puerta sonó y al abrir encontró un ramo de rosas en la puerta. Entró en shock y sin poder articular palabra recogió las rosas. Después de largo tiempo decidió llamar a la florería. El propietario respondió y ella le preguntó por qué alguien tuvo que hacerle esto, causándole tanto dolor. Ella necesitaba saber quien había enviado las rosas.

“Yo se señora que su esposo murió hace más de un año”, dijo el propietario. “Las flores que usted recibió hoy fueron pagadas por adelantado, como también las del año próximo y las del siguiente: Usted recibirá las flores cada año”.

“Su esposo -continuó el propietario de la floristería- escribió una pequeña tarjeta especial, la escribió hace ya muchos años. Me dijo que, cuando yo supiera que él ya no estuviera con nosotros, entonces esa sería la tarjeta que debería enviarle a usted el próximo año. Es la tarjeta que le he enviado hoy”

Ella le agradeció y colgó el teléfono. Sus lagrimas ahora fluían torrencialmente. Sus dedos le temblaban mientras los acercaba lentamente para buscar la tarjeta. Y vio que dentro del ramo había una tarjeta, y efectivamente, era la letra de su esposo.

Dentro de un absoluto silencio empezó a leer ávidamente lo que él había escrito:

“Hola mi amor. Se que ha transcurrido un año desde que tuve que dejarte. Espero que no haya sido muy duro y deseo que hayas podido superarlo. Se que será difícil y el dolor inmenso, porque si hubiese sido al contrario, así es como yo me habría sentido.”

“El amor que compartimos fue maravilloso. Yo te amo más de lo que las palabras puedan expresar. Fuiste la esposa perfecta, mi amiga y mi amante. Llenaste cada día de mi vida. Se que sólo ha pasado un año, pero por favor trata de no entristecerte. Quiero que seas feliz aún cuando necesites derramar algunas lágrimas para sobreponerte. Por eso es que las rosas te serán enviadas por muchos años. Cuando recibas estas rosas, piensa en toda la felicidad que tuvimos juntos e intenta encontrarla de nuevo.”

“Siempre te he amado y siempre te amaré pero, mi amor, tu debes continuar tu vida. Por favor, trata de encontrar felicidad mientras vivas. Se que no será fácil pero estoy seguro de que sabrás encontrar el camino.”

“Las rosas te llegarán cada año y no faltarán a su cita igual que nunca faltaste tú. Solamente cesarán el día que no respondas a la puerta cuando el muchacho se detenga para tocar. Él tiene instrucciones de volver cinco veces durante ese día, por si hubieras tenido que salir. Pero después de su última visita sabrá, sin duda alguna, que tiene que llevar las rosas a otro lugar, el lugar donde le he indicado y colocarlas donde estaremos nosotros, juntos una vez más, por siempre.”

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